¿Por qué es tan frecuente que nuestras relaciones e interacciones con los demás resulten en una tormenta de emociones dolorosas? ¿Por qué sentimos tanto dolor cuando estamos separados de aquellos a quienes cuidamos? ¿Y por qué lo que parece ser una “combinación perfecta” a menudo termina en conflicto? La respuesta a todas estas preguntas se puede encontrar en las enseñanzas de Buda sobre el amor, el deseo y el apego.
El oro y los diamantes no vienen resplandecientes, relucientes y bellamente formados como los del escaparate de una joyería. Los encontramos escondidos en la oscuridad, deformes, cubiertos de suciedad y poco atractivos, pero aún así no tienen precio. Buda dice que somos muy similares. Debajo de nuestros malos hábitos mentales y opiniones equivocadas de nosotros mismos, tenemos algo aún más precioso: nuestro propio buen corazón. Todos tenemos el potencial de ser infinitamente amorosos con los demás y de aportar valor y significado reales a todas nuestras vidas.